12 de febrero de 2009

City Lights (1931)


Al pensar en Charlie Chaplin, no sólo nos imaginamos a un vagabundo que hacía películas en blanco y negro. Tal vez el estereotipo de Chaplin que existe en la cultura popular nos haga verlo como un payaso mudo que hace cosas graciosas en la pantalla, pero es mucho más que eso. Por supuesto, sus películas tienen humor, y mucho, pero también poseen un mensaje que las hace inmortales. Este mensaje puede ser desde una sátira política hasta una reflexión sobre la sociedad. En el caso de City Lights (o Luces de la ciudad, como fue traducida), el mensaje es el más poderoso de todos: el amor. Pero no es cualquier amor, es un amor tan fuerte que hace que las personas hagan cosas extraordinarias por alcanzarlo.

La película es protagonizada por Charlot, un vagabundo que vive sin preocupaciones, y Cherrill, una joven ciega que trabaja vendiendo flores. Al verla, Charlot se enamora inmediatamente de ella e intenta conquistarla. Sin embargo, debido a un mal entendido, la joven cree que Charlot es un hombre de mucho dinero y este le "sigue el juego" aprovechando que no puede verlo. Rápidamente surge un romance entre ambos, pero la pobreza de Cherrill es tan grande que está a punto de perder la casa donde vive junto a su abuela. Charlot decide ayudarla y buscará cualquier manera de poder ayudarla. Hay otro personaje en la historia, un hombre millonario y alcohólico que se hace amigo de Charlot, pero que lo desconoce cuando vuelve a estar sobrio. Sin embargo, lo más importante es la relación entre el vagabundo y la joven ciega.

El mensaje de la película habla sobre el amor verdadero, aquel que nos permite querer a los demás a pesar de las diferencias. La escena final está llena de tensión y sentimientos, ya que trata sobre este asunto. Hay momentos memorables dentro de la cinta, pero la más conocida debe ser la pelea de boxeo. A pesar de haber sido hecha años después de la implementación del sonido en el cine, Chaplin optó por seguir con su antigua fórmula, y el resultado es increíble. El lenguaje corporal de los personajes habla por si mismo, y casi no son necesarias las tarjetas de diálogo, ya que la historia puede seguirse aún sin entender mucho el inglés. Hace más de 70 años que fue estrenada, pero City Lights continua recibiendo reconocimientos y homenajes, siendo incluida entre las mejores películas de la historia.

City Lights es una película cargada de sentimientos, es divertida, pero emotiva a la vez, como toda película de Chaplin. Es de aquellas cintas que te hacen ver la vida de una manera distinta, uno se siente diferente después de verla.

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